Técnicas de meditación: Meditación Dhyana Yoga
La vida evoluciona desde la materia hacia la conciencia, y en el ser humano ese camino aún continúa. Algo que hoy nos parece tan » normal» como la racionalidad es un logro reciente en la evolución del ser humano y hasta hace algunos siglos la superstición ocupaba en occidente el lugar que la razón ocupa hoy en nuestras vidas.
Del mismo modo que las sociedades y culturas que basaban su vida en la superstición creían haber llegado a una adecuada comprensión de la realidad, el hombre actual cree que la razón (el raciocinio) es el logro supremo de la evolución humana, ignorando que ésta es sólo una herramienta útil para el control y dominio del mundo material pero peligrosamente ciega ante su propia destructividad y totalmente inútil para resolver cuestiones tan importantes como el nacimiento y la muerte, el logro de la felicidad en esta vida, etc..
Los niveles evolutivos superiores a la racionalidad están constituidos por facultades numerosas y maravillosas que existen en la mente humana a la espera de ser desarrolladas, y si bien la mayoría de ellas no tienen aún ni siquiera un nombre que las defina, algunas como la intuición han sido conocidas históricamente por los sabios de todas las culturas .
Al igual que ningún niño puede llegar a saltar adecuadamente sin desarrollar previamente su musculatura, la mente no puede utilizar sus facultades superiores sin desarrollarlas previamente a través de un trabajo específico, y ese es precisamente uno de las principales beneficios de la meditación, que a través de su práctica se produce el despertar, el desarrollo y la «musculación» de las facultades superiores de la mente.
¿Como podría un ciego que comenzara a atisbar aunque fuera borrosamente imágenes y colores, explicarlos a aquellos ciegos que aún no los perciben?. Seguramente no lograría hacerlo por mucho que hablara. Del mismo modo es imposible explicar la meditación a quien no la ha practicado, ya que lo que a través de ella se experimenta es de una naturaleza totalmente diferente a las experiencias a las que accedemos a través de nuestras capacidades actualmente desarrolladas.
Permitasenos entonces, ante la inexistencia de referentes conceptuales precisos, el hablar poéticamente y decir que la meditación es la puerta de todas las maravillas, y que quien la practique de modo adecuado y consecuente transformará su vida de una manera absolutamente inimaginable antes de experimentarla personalmente, y que vera claramente como su conciencia se expande, como su corazón se abre al tiempo que se positiviza, como su comprensión de lo visible y lo invisible crece inparablemente hasta despertar certezas donde antes había dudas, y así hasta un número infinito de transformaciones a cual más maravillosa.
En el apartado «Yoga Mental» incluido en «El Yoga Integral» podemos leer una breve contextualización de la meditación que nos ayudara a comprender este punto.
Existen innumerables técnicas de Dhyana Yoga (meditación) y la gran mayoría de ellas pueden ser igualmente útiles a condición de ser practicadas de modo adecuado y sistemático.
Con los frutos últimos de la meditación ocurre como con el estudio de una carrera universitaria o de un instrumento musical; el trabajo sistemático y prolongado en el tiempo es el único camino posible. No obstante, quien medite media hora diaria comenzará a percibir beneficios a los pocos días de comenzar, y si bien al principio éstos serán tenues (aunque inequívocos), estos beneficios se irán expandiendo y consolidando a medida que la práctica se afirme a través del tiempo.
Dice el poeta José Martí que la verdad puede tardar mucho tiempo en despertarse, pero que una vez despierta ya jamás se vuelve a dormir. Esto es especialmente cierto en el caso de la meditación, ya que aunque se «pruebe» a meditar durante un período corto y después, por la razón que sea, se deje de practicar, antes o después volveremos a la meditación ya que la sensación de «nuevo horizonte descubierto» nos acompañará el resto de nuestra vida llamándonos a explorarlo con la fuerza de la certeza.
Quien no cuente con la posibilidad de estudiar con meditadores expertos en una escuela seria (como por ejemplo la escuela Dharma Ananda) podrá utilizar estas instrucciones para iniciar el camino.
COMO MEDITAR
LA POSTURA
La postura ha de ser cómoda, ya que centrar la mente se hace más difícil si hay molestia o dolor.
Sobre uno o más almohadones duros (no sirven los blandos, pero una manta plegada y enrollada puede servirnos transitoriamente) colocados sobre moqueta, una manta o cualquier superficie suave se sienta uno en la postura del cuarto de loto (pie derecho sobre pantorrilla izquierda) de forma que las rodillas se apoyen firmemente en el suelo.
La columna vertebral recta, la pelvis hacia adelante, la cabeza alta con la nariz levemente hacia abajo .Todo esto es muy importante ya que facilita la circulación del chí o energía vital a través de la espalda, optimizando así todas las funciones vitales.(Esta cuestión será ampliamente tratada en el apartado El Yoga Integral )
La mano izquierda sobre la derecha y los pulgares tocándose, todo reposando sobre el regazo.
Los hombros han de estar relajados y «caídos»
Los ojos cerrados y la lengua contra el paladar, con el rostro distendido.
Hemos de sentirnos sólidamente sentados…como una montaña, plantados aquí y ahora, en la eternidad.
LA RESPIRACIÓN
Respiramos siempre por la nariz!.
La respiración en esta técnica no es espontánea sino voluntaria, lo que nos obliga a controlar el ritmo respiratorio y esto «ata» la mente al «poste» de la respiración.
Esto nos facilita el controlar la mente ya que es mucho mas fácil advertir que esta se ha descentrado cuando percibimos el cambio en el ritmo respiratorio,(que se hará mas corto y se acelerará ) porque como dicen los tibetanos la mente es el jinete y la respiración el caballo, y como vaya el uno ira el otro.
La inspiración ha de ser a «velocidad normal» aunque más profunda que la espontánea, y luego expiramos silenciosamente de un modo algo mas lento en la expiración «espontánea»..
CONCENTRANDO LA MENTE
Meditación 4-8-8
Inspiramos profundamente mientras contamos hasta 4, (aprox. 4 segundos), retenemos contando hasta 8, (aprox. 8 segundos) y exhalamos contando hasta 8, (aprox. 8 segundos).
Existe también otra forma de concentración muy efectiva que consiste en concentrar la atención en el tan- tien, también llamado punto hara y que es un punto ubicado tres dedos y medio debajo del ombligo justo detrás de la piel.
Mientras estamos sentados en la postura correcta y contamos controlando la respiración podemos visualizar un punto de luz pequeño pero muy brillante, como un sol en el punto hara, lo visualizamos y lo sentimos focalizando en el nuestra atención.
Las técnicas respiratorias pueden efectuarse como técnicas únicas o combinarse con la concentración en el hara, quedando esta decisión en manos del practicante, que haría bien en probar las diferentes posibilidades y decidir por si mismo.
Pero tras enunciar lo que se debe hacer (la respiración y la postura), y lo que se puede hacer (concentrarse en el punto hará), debemos decir lo que no se puede hacer:
Tan importante como todo esto es el no emitir juicios, con lo cual quedan descartados el bien y el mal, el deseo o el rechazo, el ¿será así? o ¿no será así?, el «que lindo es esto» y el «esto no es para mi», etc., siempre ignorando las preferencias y sin espíritu de beneficio (esto es muy importante y la única actitud verdaderamente correcta) abandonando toda expectativa de “ganancia” y en completa aceptación.
Este espacio interior de contemplación serena, en perfecta aceptación, es Eso.
Ante los pensamientos solo volvemos a la técnica, sin juzgarlos ni rechazarlos. Estrictamente hablando, podemos sentirnos satisfechos y nuestra meditación será efectiva con que solo consigamos volver a la técnica cada vez que nos sorprendamos pensando. Este esfuerzo no es tan grande y sus resultados vendrán indefectiblemente si lo practicamos, aunque alguna vez creamos que nuestra meditación ha sido mala porque nuestra mente se ha movido mucho.
Dice el sabio Sivananda que una ciudad bulle al atardecer, se va calmando conforme se acerca la medianoche y se silencia en la madrugada, y que igual sucede con la mente durante la meditación.
Cuando recién nos sentamos puede que los pensamientos sean muy poderosos, pero a medida que permanezcamos sentados practicando la técnica, nuestra mente al igual que la ciudad se ira calmando, y cuando consigamos un relativo silencio de los pensamientos y las distracciones en beneficio de una mejor concentración, experimentaremos un bienestar y una calma diferentes a todo lo conocido hasta entonces, aunque el bienestar durante la meditación no es el fin último de la misma y sus beneficios mas importantes, inclasificables aunque evidentes, llegaran por si mismos gradualmente.
Sin embargo, como decíamos al principio, con la mente calma o con la mente agitada la meditación es siempre beneficiosa, y por lo tanto si nos distraemos frecuentemente hemos de evitar juzgar lo que esta pasando mientras nos ocupamos de volver incansablemente a la técnica y nunca de «pelearnos» con los pensamientos, ya que el solo no pensar (si anulamos la conciencia) no es el verdadero el fin de la meditación.
CUANTO Y CUANDO
Antes de explicar este punto diremos que quien quiera multiplicar por 100 el beneficio de la meditación (que ya es casi infinito) y sobre todo la rapidez con que estos beneficios se hagan evidentes, haría bien en adoptar la práctica que denominamos «sesión matinal» y que se explica en la sección «Yoga Físico y energético» del apartado «El Yoga Integral». aunque la meditación por si misma y sin otras prácticas, (aparte de Compasión y Prajña) es suficiente para transformar la vida de cualquiera de modo inimaginable.
Se puede empezar con veinte minutos diarios, aunque media hora es el tiempo diario razonable para una práctica inicial, y cuarenta minutos diarios serían aun mas adecuados (si se hace una segunda meditación al atardecer o antes de acostarse, aunque sea mas corta, la experiencia se multiplica).
Cuanto mas tiempo diario se medite mejor será, siempre y cuando se trabajen también simultáneamente los otros aspectos de la sadhana comprendidos en Compasión y Prajña, de no ser así y si solo se practica la meditación, media hora diaria es un limite razonable
Respecto del cuando diremos que si bien esto depende de la persona y sus disponibilidades, la primera hora de la mañana es un momento excelente.
No obstante otras horas como al atardecer o antes de acostarse también pueden ser buenas dependiendo de la persona, sus horarios, sus preferencias, etc., pero alejando la meditación de las comidas de modo que la digestión nunca coincida con la meditación.
Hemos de señalar finalmente que existe un período llamado brahmamuhurta que se extiende entre las 4.00 y las 6.00AM (hora solar que en invierno sería de 5.00 a 7.00 y en verano de 6.00 a 8.00 hora española) durante el cual la meditación es especialmente efectiva, ya que el esfuerzo de concentración es notablemente menor, con lo cual conseguimos mejores meditaciones con menor esfuerzo.
La razón última de esta diferencia nos es desconocida (aunque hay muchas teorías) pero quien pruebe se asombrará, por lo que recomendamos a quien pueda que utilice este período.
Fuente: yogaintegral
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hey k buenos consejos!